sábado, 21 de mayo de 2011

Según Javier Becerra e a "escena mod" galega

Fue a finales de los ochenta en la TVG. Jose Ramón Gayoso hizo un programa especial sobre las tribus urbanas, concepto en pleno auge entonces. Una llamaba la atención por lo exótico, los mods. Todos eran de A Coruña: Nonito Pereira (el actual dueño de discos Noni?s), Max (uno de los mods más famosos de le época) y Pedro Granell y Dani Puntas (ambos de Los Eskizos). Bajo la música de The Jam hablaban frente a un grupo de rockers de su pasión por la música negra y los sesenta. Era la misma que defendía Brigton 64, el grupo que esta noche visitará la ciudad en su gira de reunión.

No pocos fueron los que aquel día entendieron de qué iban aquellas pintadas que lucían en el muro de enfrente a la Iglesia de los Capuchinos. Allí se podía leer Mods Are Back! (los mods están de vuelta). Era el particular modo que aquellos jóvenes habían encontrado para anunciar a la ciudad la recuperación de la subcultura juvenil que floreció en la Inglaterra de los años sesenta, la que que les había llegado a través del filme Quadrophenia y sus míticas peleas en Brighton con rockers. Más de uno desempolvará la parka esta noche.

«Se decía que no te podías acercar a los rockers de la estación de buses, que eran muy malos, pero nada más», recuerda Nonito Pereira, uno de los impulsores de las dos primeras concentraciones mods que tuvieron lugar en la ciudad (los Atlantic Meeting). En contra de la opinión general, que sitúa a Los Eskizos en el kilómetro cero, Pereira señala a un grupo llamado Linea Opuesta: «Hacían versiones de The Jam en los primeros ochenta».

Pedro Granell, cantante de Los Eskizos, recuerda que el número de mods en la ciudad era escaso, «aunque muy activo». Respecto a la estética, no quedaba más remedio que viajar o hacer encargos. «Íbamos mi hermano y yo a Londres y traíamos discos y ropa que aquí no existía. Yendo allí era el único modo de conseguirla. Luego la revendíamos a los otros», se ríe.

Llegados los noventa el pulso de esa generación se diluyó hacia nuevos territorios. Pero otros tomaron el relevo. Los Flechazos, estandarte nacional de lo mod, seguían llenando en cada una de sus visitas y en A Coruña se estaba incubando una nueva escena. Mientras la antigua tienda de complementos de Discos Portobello suministraba parkas y las sastrerías pantalones hipsters de cintura baja, en los locales de ensayo se germinaban bandas como The Riddlers o Los Nuestros.

En esa escena figuraban unos jovencísimos Xoel López (hoy en Deluxe), Nacho Mora (cantante de Meu), Patricia Keina (de la agencia Artica) y Marcos Collantes (dueño del sello Mushroom Pillow). Los cuatro formaron en 1994 The Covers, el grupo sobre el que giró el modernismo local de mediados de los noventa. «Éramos malísimos como instrumentistas, pero supongo que teníamos algo que atraía a la gente», reflexiona Collantes.

En esa época se recuperó la idea del Atlantic Meeting y se celebró una concentración mod con la presencia de los franceses The Bogeymen y varios pinchadiscos. Además, Collantes empezó a programar en el pub Oh! conciertos de bandas como The Kaisers, The Kliek o Los Imposibles: «Habría unos 20 o 30 mods, pero en esos conciertos se podían juntar 150 personas. A mí me atraía la creatividad que tenía el movimiento: ropa, movimiento, conciertos, los fanzines...». De esos fanzines de papel y fotocopias quedan en el recuerdo nombres como Shilouettes o Hong Kong Zine.

The Covers se disolvieron y de sus cenizas surgieron en 1997 The Elephant Band, el grupo que lideró la escena sesentera a nivel nacional hasta el año 2001. También remitían a los sesenta The Mistakens. Todo ello coincidió con la explosión del brit-pop en Inglaterra, que abrió el espectro de muchos mods que se abrazaron a bandas como Kula Shaker, alejándose paulatinamente del movimiento. «El brit-pop era vibrante y readaptaba las cuestiones estéticas», comenta Marcos Collantes, quien editó en su ello actual los primeros discos de Deluxe, ejemplo canónico de ese tránsito.

Veteranos en la brecha 

La llegada del nuevo siglo trajo consigo Internet y, con ello, la multiplicidad de opciones. «La escena mod-sixties se mantuvo con eventos puntuales y la actividad de algunos colectivos como Lex Luthor», comenta Sergio Antón, un veterano que aún sigue en la brecha con su club Pop-Think-In que organiza pinchadas periódicas.
Al contrario que en etapas anteriores no hay ningún grupo-emblema que funcione como catalizador. «Hay grupos que pueden tener conexiones con los sesenta, pero poco más», suscribe

http://www.lavozdegalicia.es/coruna/2011/05/21/0003_201105H21C10995.htm

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